Se encuentran situados entre bancales, y paredones, estos permiten “agarrar “la tierra y poderla mantener, en las empinadas laderas. Por esto los suelos son poco profundos con presencia de granitos y pizarras blandas donde se introducen las raíces de las cepas, esto produce un perfecto drenaje, la pizarra acumula la humedad en la épocas de lluvias y la aprovechan las raíces en el verano, soportando sin lluvias incluso en épocas de sequia.. También es un regulador térmico, en los inviernos permite conservar el calor durante el día y lo va desprendiendo gradualmente en la noche, atenuando asi la bajada de temperaturas y evitando así las heladas.
En esta cuenca del rio Duero encontramos un microclima mediterráneo, los viñedos orientados al “naciente”, reciben así una gran luminosidad y mediante las laderas se protegen a las cepas del viento frio.
Mediante una agricultura tradicional, con viñedos propios y controlados se producen 103 Hectáreas de viñedo. Se hacen controles de maduración en campo para poder comenzar la vendimia de manera manual en el momento óptimo del fruto, en el cual este tiene los mejores parámetros para obtener así nuestros vinos de calidad.
Arriesgamos con nuestras variedades autóctonas, como son la Juan Garcia y Bruñal, esta última variedad antiguamente existía en todas las parcelas y la consideraban una variedad reparadora y equilibradora, siempre se vendimiaba la ultima porque aguantaba muy bien, tiene un rendimiento bajo, por lo que existían en las parcelas pero de manera muy escasa para poder compensar al resto de las variedades, como rufete, tempranillo, mandón, bastardillo chico.
En las blancas predomina la malvasía que como resultado da unos deliciosos vinos blancos afrutados y frescos. También encontramos otras como el verdejo blanco y colorado.